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Propósitos del don profético

Escrito por el 14 de agosto de 2024

El don profético tiene por lo menos tres funciones específicas relacionadas al fortalecimiento del mensaje de la Biblia

Elena de White, en sus últimas palabras en un evento mundial de la Iglesia Adventista, afirmó: “Hermanos y hermanas, os recomiendo este Libro” al referirse a la Biblia. (Foto: Archivos de la IASD)

En la primera parte de este artículo, se presentaron las condiciones religiosas del año de 1844, formando el escenario para el surgimiento, según creen los adventistas del séptimo día, de la manifestación moderna del don profético.

A continuación, se presentarán tres de los principales propósitos que justificaron el surgimiento de una actuación profética para esa época.

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Elena Gould Harmon (que después sería Elena G. de White) había sido desvinculada de la Iglesia Metodista con su familia por aceptar el mensaje anunciado por Guillermo Miller. Caracterizada por un intenso deseo de hacer la voluntad de Dios fue llamada, en su juventud, con solo 17 años, para ser mensajera y escritora en un tiempo de dudas e incertidumbre. Con una vida marcada por equilibrio, fidelidad, simplicidad, espiritualidad y perseverancia, ella se convirtió en una de las fundadoras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y ejerció una gran influencia en el período formativo de la denominación. En su largo ministerio de casi 70 años, Elena siempre llamó la atención de sus hermanos hacia la Biblia y a la persona del Señor Jesús.

Propósito 1 – Llamar la atención a la Biblia

La última vez que Elena de White asistió a un congreso mundial de la Iglesia Adventista (reuniones conocidas como Congreso de la Asociación General) este se realizó en la ciudad de Washington, en Estados Unidos, en el período del 13 de mayo al 6 de junio de 1909.[1] Elena presentó once discursos, lo que incluyó tres sermones los sábados por la mañana. En el cierre, realizado el domingo 6 de junio, al terminar lo que sería su último sermón en una reunión mundial de los adventistas, ella dejó un mensaje a los participantes. Cuando se iba separando del púlpito, antes de sentarse, se volvió y con la Biblia en la mano, pronunció: “Hermanos y hermanas, os recomiendo este Libro”.[2]

Propósito 2 – Exaltar la persona del Señor Jesús

Un segundo episodio que también ilustra de manera adecuada los propósitos para la manifestación moderna del don profético fue relatado por James Nix, director del White Estate, institución adventista que cuida del patrimonio literario de Elena de White. Él contó en uno de sus seminarios algo que recordaba y que le oyó decir a Ella May White Robinson, nieta mayor de Elena de White. Según Ella, el recuerdo más apreciado de su abuela era sobre un hecho sucedido un sábado cuando la escuchó. La Enciclopedia Elena de White también registra eso. De repente, “hizo una pausa en medio del sermón y pareció por un momento olvidarse del auditorio que estaba sentado frente a ella. Levantando sus ojos como si contemplara directamente el rostro de Cristo, exclamó: ‘Oh Jesús, ¡cómo te amo! ¡Cómo te amo!’”.[3]

Los dos registros de la vida de Elena de White reafirman los propósitos principales de su misión como mensajera del Señor. Uno de ellos es el de llamar la atención a la Biblia (nunca a sí misma) y a exaltar la persona de Cristo, en contraste con profetas falsos que llaman la atención a sí mismos y se sienten autorizados a cambiar las revelaciones bíblicas. En las cien mil páginas que escribió no se puede encontrar una sola línea donde ella se exalte o contradiga a la Biblia. En toda su vida, no hubo una sola vez en que se colocara por encima de sus hermanos o reclamara autoridad para cambiar lo que ya había sido revelado en las Sagradas Escrituras. No está de más recordar que esas dos características son parte del conjunto de pruebas basadas en la Biblia (Isaías 8:20 y 1 S. Juan 4:2,3) para corroborar la veracidad de un profeta.

Propósito 3 – Guía contra los poderosos engaños del tiempo del fin

Además de llamar la atención a la Biblia y exaltar la persona del Señor Jesús, es importante resaltar la importancia del don profético como una guía segura ante los engaños fatales del tiempo del fin. En la primera parte de este artículo, está citado el texto de 2 Crónicas 36:15, 16, donde el hecho de enviar profetas demostró la compasión de Dios hacia su pueblo en el pasado. Esto puede comprobarse con la experiencia del remanente fiel que está viviendo en el tiempo del fin.

Ya se han publicado en esta columna dos artículos que presetaban la relación de Apocalipsis 12:17 con la manifestación moderna del don profético, cumplida en la vida, obra y ministerio de Elena G. de White. El énfasis dado aquí está en el perfil de guía y protección que esa presencia profética ejerce delante de los poderosos engaños que se manifestarán al final de los tiempos (ver Apocalipsis 13:5,6 e 13,14). Ranko Stefanovic, profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de la Universidad de Andrews, en los Estados Unidos, escribió: “Satanás hará todo esfuerzo posible para engañar y destruir al remanente, pero el Apocalipsis muestra que el pueblo fiel de Dios tendrá el don profético para guiarlo a través de esos tiempos difíciles”.[4] Así, la presencia del don profético entre el remanente fiel cumplirá el importante papel de guiar con seguridad al pueblo de Dios hasta la eternidad.

En el evangelio de Lucas encontramos un pasaje que ilustra los propósitos de la manifestación moderna del don profético. Justo después de la crucifixión de Jesús, dos discípulos volvían desanimados y tristes a Emaús. En el camino, el Cristo resucitado, “comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:27). Ese relato llama la atención a la Palabra de Dios y a la persona de Jesús y sirvió para guiar a los hombres a la comprensión correcta de lo que estaba sucediendo. Lo que Jesús les dijo a los dos discípulos en aquel camino a Emaús (Lucas 24:25, 26) llega hasta nosotros hoy con el propósito de que dejemos de ser “¡insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” ¿Cuál será nuestra reacción? ¿Cuál será nuestra respuesta?