La Palabra viva: fundamento de la teología
Escrito por FeWeb_Mgr2022 el 14 de agosto de 2024
La serie de reflexiones refuerza el papel central de la Biblia para los adventistas
«Sin la Biblia nos quedaríamos sin base para la misión. Ella es la base de nuestra teología”. Así sintetizó el pastor Bruno Raso, vicepresidente de la Iglesia Adventista para ocho países de Sudamérica al presentar el primero de una serie de tres temas sobre la relevancia de la Santa Biblia para los adventistas del séptimo día.
Delante de administradores de la denominación que conducen sedes responsables de la actuación de la Iglesia en Estados u países de ese territorio, las que son conocidas como Uniones, y de las instituciones que actúan en frentes específicos, el pastor Raso reforzó que la Biblia, por encima de todo, revela a Dios y su amor por la humanidad.
«La teología es el estudio racional sobre Dios, en ella es posible encontrar herramientas y elementos para conocerlo. Dado que el pecado nos separó de él, se hizo necesaria una revelación especial”, destacó a los participantes de la Junta Directiva Plenaria. Entienda más sobre esa reunión aquí.
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La Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce la autoridad de la Santa Biblia, la cual se destaca inclusive en su creencia fundamental número uno. “Las Sagradas Escrituras son la revelación suprema, autoritativa e infalible de la voluntad divina. Son la norma del carácter, el criterio para evaluar la experiencia, la revelación definitiva de las doctrinas, un registro fidedigno de los actos de Dios realizados en el curso de la historia”, explica un trecho del texto que resume esa creencia.
Del mismo modo, como señala el apóstol Pedro en su segunda carta, en el capítulo 1, versículo 21, la denominación cree que la revelación divina fue dada a “los santos hombres de Dios [que] hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Al reforzar eso, deja clara su posición acerca de la confiabilidad del texto bíblico.
Los mensajes divinos fueron revelados por medio de los profetas, en períodos distintos, y usados para alertar, acercar y revelar su plan a los hombres. Así fue con Daniel y Juan, y con Jeremías, Ezequiel, Oseas y otros llamados por Dios. Ver Jeremías 1:1,2,9; Ezequiel 1:3; Oseas 1:1; Joel 1:1 y Jonás 1:1.
Cristo mismo hizo diversas referencias al Texto sagrado, poniéndolo por encima de tradiciones y opiniones humanas. Al usar el término “está escrito”, señaló directamente a sus “páginas”. Además, estimuló el estudio y la relación íntima con el texto al preguntar: “¿No leísteis en las Escrituras…?”
Peligros
Raso, basado en las observaciones del doctor John C. Peckham, editor de la Adventist Review y Adventist World, alertó que existen algunos peligros relacionados con la forma como la Biblia es vista, adoptada e interpretada. Uno de ellos es sobre el aislamiento, cuya comprensión teológica es producto de “mi Biblia y yo”. La interpretación privada transfiere la autoridad de las Escrituras al individuo, lo que puede dar lugar a herejías y divisiones teológicas aun dentro de la Iglesia.
Del mismo modo, el Credencialismo, constituido por credos o declaraciones confesionales como modelo normativo para a interpretación de la Biblia, aparta al estudiante del verdadero objetivo. Se trata de una transferencia de autoridad a un grupo, y no a la Escritura.
Lo que debemos hacer, exhortó el vicepresidente, es un enfoque de la Sola Scriptura, que reconoce que las Escrituras son la fuente inigualable y exclusivamente normativa de la revelación divina, encomendada para que funcione como regla de fe y práctica.
Además, ellas proporcionan su propia norma de interpretación. “Debemos buscar continuamente el Espíritu Santo para que nos guie e ilumine”, destacó. Argumentó que, para los adventistas del séptimo día, la Biblia es preciosa porque advierte, conforta y restaura. Es la base de la teología de la denominación, proclama la gracia de Dios y provee esperanza. Además de transformar el carácter, revela el amor de Cristo como creador, redentor, intercesor y restaurador.
El mensaje que debe ser proclamado
El rector del Seminario Adventista Latinoamericano de Teología, el doctor Adolfo Suárez, hizo uso de la palabra para resaltar que todos los líderes y miembros siempre deben defender las verdades de la Biblia.
«Creo que para nuestros días la Palabra de Dios tiene que ser proclamada y la persona de Cristo exaltada. Si nuestra obra está basada en la Palabra de Dios, es la que necesita ser predicada», destacó el pastor André Dantas, presidente de la Iglesia Adventista para los estados de Amapá, Pará y Maranhão.
En el año 1909, la escritora Elena de White, reconocida por los adventistas del séptimo día como profetisa, participó de su última sesión de la Asociación General, una reunión de la sede mundial de la Iglesia Adventista. Al salir del púlpito e ir en dirección a su asiento, volvió, levantó su Biblia, y la abrió y dijo: “Hermanos y hermanas, os recomiendo este libro” (Mensajera del Señor, p. 377).
“Vamos a alimentarnos de la Palabra, vamos a alinearnos con la Palabra, en el comportamiento, en los procesos, en los proyectos, en propósito y en acción, en comunión y misión, consumados en la Palabra, consumidos por la Palabra, fortalecidos en la comunión con Dios y comprometidos con terminar la misión”, exhortó Raso.