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La oración extraordinaria

Escrito por el 09/09/2023

La importancia de entender lo que es estar unidos en profunda y sincera oración en los tiempos actuales para ver un reavivamiento real.

Unidos en oración necesitamos clamar a Dios por un reavivamiento en la Tierra. (Foto: Shutterstock)

El Reavivamiento de Asbury, ya conocido por muchos a esta altura del campeonato, ocurrió en la capilla de Hughes de la Universidad Asbury en febrero de 2023. Fue un testimonio impresionante que imploró por fuerza de los cielos para cambiar el curso de la historia. Usted puede preguntar: Diego, ¿estás seguro de que fue de los cielos ese movimiento? ¿Y cómo cambió el curso de la historia?

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Respondo que, todavía no es posible hacer un juicio válido sobre el Reavivamiento de Asbury porque los frutos mostrarán el hecho. Por otro lado, el simple hecho de que el cielo permitió que un llamado a la adoración ocurriera en nuestros días y moviera una generación que hasta ahora estaba adormecida, es una buena señal de la actuación divina. Hasta cuando el diablo actúa, la voluntad de Dios permanece soberana. Ninguna maldición puede permanecer como maldición si Dios decide hacer de ella una bendición.

El curso de la historia

En segundo lugar, cambiar el curso de la historia es una posibilidad importante, porque estamos caminando hacia un mundo cada vez más materialista. Las grandes conquistas humanas recientes no están en el campo de la moral o de la espiritualidad, sino en el campo de la tecnología y del conocimiento. Por lo tanto, en el mundo crece su sentimiento materialista a medida que se aparta de las cosas de Dios. Una revolución que atrae a personas de todo el mundo y deja una iglesia con una fila mayor que las del cine llama la atención hasta de quien no cree. Y eso puede cambiar el curso de la historia. Al mismo tiempo vemos una acción que señala en dirección a Dios, de un mundo que perdió completamente su brújula moral. Está en Asbury la aguja que quiere señalar nuevamente al norte.

Lo que comenzó con una pequeña reunión de oración en una capilla, pronto se transformó en un movimiento de oración que se esparció por toda la universidad, y hoy se extiende a otras universidades. Personas de todas las creencias se reunieron para orar con fervor y pedir a Dios que cambiara el corazón de los hombres. Fue un momento de contrición y no de vibración o excitación, y fue una señal de que una búsqueda de Dios está creciendo en un mundo que se seculariza.

Llamado a la oración

Permítame compartir una idea importante que fue iluminada por ese evento. Timothy Keller, escritor preminente y pastor de Nueva York, escribió en la edición de febrero de 2023 de la revista Atlantic: “Todas las religiones promueven y llaman a la oración. Pero históricamente, durante tiempos de rápido crecimiento y renovación, los movimientos cristianos han sido marcados por una cantidad extraordinaria de oración comunitaria”. Él continúa citando a un importante teólogo americano, Jonathan Edwards, al mencionar que los reavivamientos siempre continúan “un acuerdo explícito y una unión visible del pueblo de Dios en oración extraordinaria para el reavivamiento de la religión”. Entonces Keller remata concluyendo “uniones de creyentes para la oración, tanto grandes como pequeñas, tienen un efecto de empoderamiento. El renacimiento de la Iglesia en los Estados Unidos no ocurrirá sin eso”.

La realidad en otros lugares

Creo en lo mismo para cualquier lugar del mundo. No será posible que haya un reavivamiento mientras no aprendamos a orar. Y cuando digo eso me refiero al hábito y no al método. Mientras no haya una búsqueda real, nunca la encontraremos; mientras no llamemos a la puerta, nunca se abrirá. Porque quien busca, encuentra, quien llama a la puerta, se abrirá (Mateo 7:7-11).

El concepto de oración extraordinaria es exactamente el de evocar un tipo de oración que no es común u ordinaria. Estamos hablando de una dedicación especial a la oración para conectarnos con el Cielo. No se trata de repeticiones o hábitos superficiales, sino de un esfuerzo intencional de “buscar” y “llamar a la puerta”.

Finalmente, ese no debe ser un esfuerzo individual ni colectivo. Más que eso: debe ser comunitario. No se trata de todos orando extraordinariamente al mismo tiempo, cada uno en un lugar; es algo que va más allá de eso (o sea, eso también). Necesitamos ser capaces de estar tan unidos a Cristo que conseguiremos orar juntos nuevamente, en comunidad. Como lo hacíamos muy antiguamente ¿recuerda? Cuando Dios reavivó la última generación antes de la nuestra y todavía encontrábamos fervor. Entonces, el movimiento está volviendo, Dios necesita levantar una generación nueva y ya comenzó a hacerlo. Pero nada sucederá en su contexto o en su iglesia mientras no haya un movimiento de oración extraordinaria y comunitaria.

Lo que podemos concluir con eso es que no habrá victoria de la iglesia en este mundo ni milagros para la salvación y el reavivamiento de las personas, a menos que nos dediquemos a la “oración extraordinaria y comunitaria”. Elena de White dice que “Satanás no puede soportar que se recurra a su poderoso rival, porque teme y tiembla ante su fuerza y majestad. Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla. El continúa llamando legiones de malos ángeles, para lograr su objeto. Cuando los ángeles todopoderosos, revestidos de la armadura del cielo, acuden en auxilio del alma perseguida y desfalleciente, Satanás y su hueste retroceden, sabiendo perfectamente que han perdido la batalla”.[1] Estamos queriendo vencer por métodos, ideas ridículas, soluciones humanas, humanismos. Cuando, en verdad, al alcance de todos hay un camino perfecto para nuestra unión con Cristo y la iglesia.

Unidos en oración tenemos que clamar a Dios por un reavivamiento en la Tierra. La tan esperada lluvia tardía. No habrá reavivamiento sin un movimiento de oración extraordinaria y comunitaria. Es necesario que invoquemos a Dios para que él nos dé su presencia, sabiduría y fuerza para luchar contra todas las formas de engaño y preparar al mundo para su segunda venida, que nítidamente está más cerca de lo que imaginamos.